Cuando la poesía y la música se enrollan… y no sólo por una noche
Neobeatnik reúne a un colectivo de artistas, músicos y poetas en un espectáculo itinerante de spoken word que persigue mover los cuerpos y las conciencias. Próxima parada, el sábado 2 de marzo en Valencia.
ÁNGEL SALGUERO
En la América de los años cincuenta un grupo de artistas, músicos y escritores intentó romper con el puritanismo y el miedo que ahogaban a la sociedad de la época. Autores como Jack Kerouac, Allen Ginsberg, Gregory Corso o William Burroughs hablaron libremente en sus textos de drogas y sexualidad y espiritualidad, con un lenguaje puntuado por los ritmos del jazz y destinado no sólo a ser leído en las páginas de un libro, sino también escuchado. Se les llamó ‘beatniks’, un término que muchos medios retorcieron para descalificarlos, pintándolos de holgazanes y drogadictos.
La suya es una herencia que ahora recoge un nuevo grupo de artistas, músicos y poetas, unidos en un espectáculo itinerante que han denominado, con toda la intención, Neobeatnik. Su recital, que une la música y los versos declamados, el spoken word, desembarca este sábado 2 de marzo en la sala Amstel Art del Edificio Veles e Vents del puerto de Valencia con las actuaciones de David Trashumante + Avelino Saavedra, Carlos Luna + Clara de Luna y Víctor López, además del grupo valenciano Cavallo.
«Neobeatnik es un recital de spoken word», asegura el poeta David Trashumante al comenzar la conversación. «Está muy enraizado en la tradición anglosajona, sobre todo en los años 50 y 60, cuando los poetas publicaban discos. Trabajaban con músicos, sobre todo de bebop y jazz, e incluso Ginsberg llegó a tocar con bandas de psicodelia. Se trata de declamar con música, pero no de una manera decorativa, sino fundiéndose mucho con la propuesta». Y, desde el otro lado de la mesa, añade Carlos Luna: «Al ser algo coral, representa distintas formas de llevar la poesía, la oralidad más o menos teatralizada, a su mezcla natural con la música. Avelino y David inciden más en el free jazz. Nosotros, en la electrónica, rock, teatralidad… Cavallo es casi un espectáculo de poesía punk, y Víctor es una especie de chamán del spoken word, mezclando cantos armónicos con bases electrónicas o hip hop».
La de Valencia será la segunda parada del espectáculo en una gira que los llevará por distintas ciudades españolas. El debut tuvo lugar en Madrid donde, recuerda Trashumante, «la gente nos recibió incluso con euforia. Fueron dos horas y media de actuaciones y el público, clavado». «Con un silencio respetuoso, además», apunta Clara de Luna.
‘Desearás la burbuja inconsciente’ con Carlos Luna y Clara de Luna
¿Y no puede llegar a imponer ese silencio a los que están en el escenario? «No, es justo lo contrario», señala Carlos Luna. «Para nosotros, que venimos de la música en directo, lo que impone es ponerte delante de un público que no para de hablar o que está más pendiente de su última conquista que de lo que está pasando». David Trashumante cree también que ese silencio es la prueba de que todo va bien: «Neobeatnik está teniendo un componente que le diferencia de los conciertos de pop rock o de banda. Hay un código distinto: en los conciertos la gente monta algarabía, corea, etc. Pero aquí viene con la idea del recital de poesía, a escuchar claramente la palabra y lo que se está diciendo, y a la vez con la energía de un concierto de rock. El público está en un estado de concentración y de distensión».
El espectáculo se estructura de forma dinámica y eso también, cree Carlos Luna, mantiene la «tensión» entre los asistentes: «De repente sale uno de los proyectos y hace una pieza. Luego aparece el segundo y hace otra… y se percibe la tensión que crea en el público estar viendo algo que ofrece tantos estímulos». Trashumante añade: «No les dejamos que acostumbren el oído a la propuesta. Por ejemplo, si Avelino y yo, batería y voz, nos hacemos dos o tres temas seguidos, la gente a lo mejor puede ir entrando en el código. De esta manera, no. Así, cada vez era algo distinto y nos complementábamos en cuanto a ritmos, subíamos, bajábamos…».
‘Luto (Apenas)’ con David Trashumante y Avelino Saavedra
Se trata también de buscar el balance ideal entre la música y la palabra, ese «equilibrio perfecto» al que alude Clara de Luna. En este caso, asegura, «yo no diría que es ‘música’, porque no son canciones propiamente dichas. Es un añadido que tiene que sumar y que tiene que crear la estancia para que la palabra encuentre su paisaje, su evocación. Como una flecha que va a la diana, pero sin perder nunca de vista que hay algo que se está diciendo en directo y que debe ser escuchado y entendido. Hay que dar sus tiempos a la música: si quieres que suene algo fuerte y potente, tiene que surgir de que él esté diciendo algo fuerte y potente. O, al contrario, que se calle para entonces ofrecernos un espacio». «Nosotros compartimos inquietudes poéticas y teatrales», continúa Carlos Luna. «Trabajamos en otros proyectos de música para teatro y en teatro propiamente dicho, y en Neobeatnik la música es la escenografía. Todo está a las órdenes de la palabra, pero hay que crear esa escenografía».
Avelino Saavedra, cómplice musical de David Trashumante, explica que lo suyo es «una interacción que tiene que estar engarzada. Vengo del mundo de la improvisación libre, del free jazz, y lo que intento es crear texturas sonoras para que se entienda, como dice Clara, la palabra. Siempre voy casi interactuando con su manera de recitar [«Sílaba a sílaba», apunta Trashumante], intentando que sea un todo».
‘Hienes’ con Cavallo & Hugo Mas
Y Hugo Mas de Cavallo, el grupo invitado en Valencia, añade: «Yo lo que quiero es que toquen más bajito para que se me oiga de una vez», provocando una carcajada general.
El proyecto acaba de despegar, pero sus promotores ya miran hacia el futuro. «Esta es la primera experiencia que se está haciendo de esto. Ahora estamos nosotros de gira pero el año que viene, con el circuito ya hecho, la idea es que giren otros», afirma Trashumante. «La idea es generar un circuito de spoken word nacional. Hay proyectos que yo voy chequeando gracias a mi labor de campo con el festival Vociferio y son cosas que cuestan mucho de parir para que al final se queden en un ámbito más reducido».
Spoken Orality: Victor Lopez
Son propuestas que persiguen dejar un poso en el público. Porque, si algún sentido tiene la poesía en una época como esta, es el de «crear eventos transformadores a través de la emoción y el intelecto» para luchar contra el «embrutecimiento y la desensibilización», señala David Trashumante. «La poesía tiene que hablar de lo que no ha ocurrido. Tiene que agitar, tiene que ser incorrecta, tiene que golpear», apunta Carlos Luna y es necesaria, dice Clara de Luna, en estos tiempos en los que se celebra «el orgullo de la ignorancia».
Volviendo al nombre del espectáculo, el carácter peyorativo que se atribuyó a la palabra ‘beatnik’, explica Trashumante, pretendía «desprestigiar a aquellos artistas y dar a entender que eran gente sucia e informal… y así es como nos sentimos a nivel nacional con el spoken word. La tradición de la poesía española está muy bien, pero ha cometido un error clave que ha sido no ser porosa, impermeabilizarse, enrocarse. Ante esas actitudes de poner nuestra tradición como lo máximo y no mestizar es cuando creemos que se ha perdido gente por el camino que ha dicho: ‘Esto me aburre’». Y lo subraya con un ejemplo: «Puedo respetar totalmente la voz de un novísimo como Jaime Siles, aprender muchísimo de él sobre cómo construir poemas, pero eso no quita para que podamos adoptar otro tipo de tradiciones. A eso nos referimos con el término ‘Neobeatnik’. Seguimos siendo esos apestados, pero hemos venido para quedarnos».