Libros y poemas que inspiran (II)
En la web de Poética 2.0 tenemos una sección llamada Los versos que te inspiran, en la que personas de todos los ámbitos nos van recitando ante la cámara sus poemas preferidos, aquellos que por alguna razón les han dejado huella. En estas fechas en torno al Día del Libro hemos querido hacer también un extra en nuestro blog, una encuesta rápida sobre libros de poesía, poetas y poemas favoritos. El resultado es una lista de sugerencias para lectura que ya comenzamos en el post anterior y que, por la gran cantidad de respuestas que nos han dado, continuamos aquí.
El periodista Ramón Lobo ha cubierto para medios como El País conflictos en Serbia, Kosovo, Sierra Leona o Uganda. Ha publicado cinco libros, el último de ellos una novela titulada Todos náufragos, una historia personal enmarcada en la España de la Guerra Civil y la dictadura. Nos cuenta su predilección por el griego Constantino Cavafis, cuyos versos inspiraron a Félix Grande, Paca Aguirre y toda una generación de poetas españoles. Este poema, que reproducimos en versión de José Ángel Valente, lleva como título Desde las nueve:
«Doce y media. Rápidamente el tiempo
pasó desde las nueve, cuando encendí mi lámpara
y me senté aquí. Estoy sentado
sin hablar o leer. ¿A quién podría hablar
en la casa desierta?
La imagen de mi cuerpo joven,
cuando encendí mi lámpara a las nueve,
vino a mi encuentro despertando
un perfume de cámaras cerradas
y pasado placer. ¡Qué audaz placer!
También trajo a mis ojos
calles ahora no reconocibles,
lugares de otro tiempo donde la vida ardió,
viejos teatros o cafés difuntos.
La imagen de mi cuerpo joven vino
y me trajo también memorias tristes:
las penas familiares, los adioses,
los sentimientos de los míos,
los sentimientos de los muertos
apenas atendidos.
Doce y media. Cómo pasan las horas.
Doce y media. Cómo pasan los años».
Carlos Rodríguez Braun es economista y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. Como divulgador ha colaborado en la Cadena SER, ABC y Antena 3 y actualmente escribe para La Razón, Expansión y Actualidad Económica y participa en programas de Onda Cero como La Brújula. De los números a la poesía: nombra Luna de Enfrente de Jorge Luis Borges como uno de sus poemarios preferidos y de él se queda con este Manuscrito hallado en un libro de Joseph Conrad:
«En las trémulas tierras que exhalan el verano,
el día es invisible de puro blanco. El día
es una estría cruel en una celosía,
un fulgor en las costas y una fiebre en el llano.
Pero la antigua noche es honda como un jarro
de agua cóncava. El agua se abre a infinitas huellas,
y en ociosas canoas, de cara a las estrellas,
el hombre mide el vago tiempo con el cigarro.
El humo desdibuja gris las constelaciones
remotas. Lo inmediato pierde prehistoria y nombre.
El mundo es unas cuantas tiernas imprecisiones.
El río, el primer río. El hombre, el primer hombre».
Rafael Maluenda es director desde 1999 del festival Cinema Jove de Valencia y también del Berlanga Film Museum, un espacio virtual dedicado a la difusión internacional de la obra y la figura de Luis García Berlanga. Ha elegido el libro Y tu vida de golpe del poeta valenciano José Iniesta, del que destaca su «gran perspicacia y belleza». Para Maluenda, Iniesta es un «muy preciso observador de la vida y del alma» y lo demuestra en poemas como este titulado Las palabras:
«A menudo no encuentro las palabras.
En vano está encendida
nuestra vela en la noche
buscando iluminar la vastedad.
¿Cómo nombrar la vida
con materia tan leve,
con la arena y el humo
la rosa y la ceniza?
¿Cómo cantar la luz sobre mi mesa
tan sólo con la voz,
decir el nombre limpio
de la sal de los días,
la lluvia indiferente frente al muro,
la caña que se inclina contra el viento,
el pájaro cantando en el tapial?
¿Cómo escribir en la mañana fría
la verdad de tu sangre,
el clamor de los muertos,
las razones del sueño y los abrazos,
el silencio crujiendo en la madera
de una techumbre a punto de caer?
¿Cómo decirles hoy a las palabras
que son sólo el murmullo
en una casa vieja
donde todos partieron a su nunca,
el rumor de sus pasos en la nieve,
que apenas son capaces de expresar
de mi vida el esbozo y el suspiro,
y no la maravilla ni la boca
que beso cada noche en lo más alto,
que solamente son la arcilla muda
en el quebrado cántaro vacío,
la memoria del agua
sonando siempre dentro?
El periodista Juan Tejero fue el fundador de la revista Cinerama, que dirigió durante nueve años, y de la editorial T&B editores. Es autor de libros como ¡Este rodaje es la guerra! y como experto en cine colabora en programas de radio y televisión. Como corresponde y él mismo admite, ha elegido un poema «muy cinematográfico», el ¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán! de Walt Whitman que hizo famoso la película El Club de los poetas muertos:
«¡Oh Capitán, mi Capitán!
terminó nuestro espantoso viaje,
el navío ha salvado todos los escollos,
hemos ganado el premio codiciado
ya llegamos a puerto, ya oigo las campanas
ya el pueblo acude gozoso,
los ojos siguen la firme quilla
del navío resuelto y audaz;
mas ¡Oh corazón, corazón, corazón !
¡Oh, las rojas gotas sangrantes !
Ved mi capitán en la cubierta
yace frío y muerto.
¡Oh Capitán, mi Capitán!
levántate y escucha las campanas;
levántate, para ti flamea la bandera,
para ti suena el clarín,
para ti los ramilletes y guirnaldas engalanadas,
para ti la multitud se agolpa en la playa;
a ti te llama la masa móvil del pueblo;
a ti vuelven sus rostros anhelantes;
¡Oh Capitán!
¡Padre querido!
¡Que tu cabeza descanse en mi brazo!
Esto es un sueño: En la cubierta yace frío y muerto.
Mi Capitán no responde
sus labios están pálidos e inmóviles
mi padre no siente mi brazo,
no tiene pulso ni voluntad,
el navío ha anclado sano y salvo;
su viaje, acabado y concluido
de horrible viaje el navío victorioso
llega con su trofeo,
¡Exultad, oh playas, y sonad, oh campanas!
mas yo con pasos fúnebres recorro la cubierta
dónde mi Capitán yace frío y muerto».
El presentador Arturo Valls saltó a la fama con Caiga quien Caiga y ha pasado, entre otros, por programas como Atrapa un millón, La ruleta de la suerte o, más recientemente, Ahora caigo. Como actor se le ha visto en la serie Camera Café y películas como El corazón del Guerrero. Su poeta de cabecera es Felipe Benítez Reyes, autor de poemas como este En contra del olvido:
«Si el tiempo en la memoria no muriese
tan lento y torturado, disponiendo
por tanto una manera melancólica
de volver al pasado y de sentirlo
no como un algo muerto, sino siempre
a punto de morir y siempre herido
-y renacido siempre, y de tiniebla.
Si el tiempo, en fin, tuviese potestad
para borrar su estela de memoria,
para enterrar sin daño los recuerdos
en vez de darles rango de abstracción
-y en las tardes vacías recordar;
con algo de tahúr y algo de mago,
lo que ya sólo es ficción del tiempo
como un viento lejano, un eco frío.
Si todo fuese así, si en el pasado
no fuera uno la estatua de sí mismo
en una plaza oscura y sin palomas
o el actor secundario de una obra
retirada de escena, me pregunto
qué sería -imagina- de nosotros,
que sellamos un pacto tan antiguo
como el color del aire en la mañana.
Qué habría de ser entonces, sin memoria,
de nosotros, que hacemos renacer
al juntar nuestras manos esta noche
tantas noches y lunas y ciudades
y tembloroso mar de las estrellas».
Javier Olivares es dramaturgo y guionista de series como El Ministerio del Tiempo, Isabel, Los hombres de Paco o Los Serrano. Nos envía una lista de poemas favoritos que incluye Els Amants de Vicent Andrés Estellés, Res no és mesquí de Joan Salvat-Papasseit y A un olmo seco de Antonio Machado, además de este Yo no necesito tiempo para saber cómo eres de Pedro Salinas:
Yo no necesito tiempo
para saber cómo eres:
conocerse es el relámpago.
¿Quién te va a ti a conocer
en lo que callas, o en esas
palabras con que lo callas?
El que te busque en la vida
que estás viviendo, no sabe
mas que alusiones de ti,
pretextos donde te escondes.
Ir siguiéndote hacia atrás
en lo que tú has hecho, antes,
sumar acción con sonrisa,
años con nombres, será
ir perdiéndote. Yo no.
Te conocí en la tormenta.
Te conocí, repentina,
en ese desgarramiento
brutal de tiniebla y luz,
donde se revela el fondo
que escapa al día y la noche.
Te vi, me has visto, y ahora,
desnuda ya del equívoco,
de la historia, del pasado,
tú, amazona en la centella,
palpitante de recién
llegada sin esperarte,
eres tan antigua mía,
te conozco tan de tiempo,
que en tu amor cierro los ojos,
y camino sin errar,
a ciegas, sin pedir nada
a esa luz lenta y segura
con que se conocen letras
y formas y se echan cuentas
y se cree que se ve
quién eres tú, mi invisible.
El dibujante Paco Roca es autor de novelas gráficas como La casa, Los surcos del azar o Arrugas, que también fue adaptada al cine. Cita entre sus poemas preferidos El Golem de Jorge Luis Borges, el Poema 20 de Pablo Neruda y este Solo de Edgar Allan Poe, que su autor escribió cuando contaba con 20 años:
Desde el tiempo de mi niñez, no he sido
como otros eran, no he visto
como otros veían, no pude sacar
mis pasiones desde una común primavera.
De la misma fuente no he tomado
mi pena; no se despertaría
mi corazón a la alegría con el mismo tono;
y todo lo que quise, lo quise solo.
Entonces -en mi niñez- en el amanecer
de una muy tempestuosa vida, se sacó
desde cada profundidad de lo bueno y lo malo
el misterio que todavía me ata:
desde el torrente o la fuente,
desde el rojo peñasco de la montaña,
desde el sol que alrededor de mí giraba
en su otoño teñido de oro,
desde el rayo en el cielo
que pasaba junto a mí volando,
desde el trueno y la tormenta,
y la nube que tomó la forma
(cuando el resto del cielo era azul)
de un demonio ante mi vista.
Aurora Guerra es la creadora de la serie de televisión El secreto de Puente Viejo, de la que en cuatro años ya se han emitido más de 1.300 capítulos. Se queda con un poema del autor norteamericano e. e. cummings titulado Estás cansada:
Estás cansada
(yo creo)
del perpetuo enigma de vivir y sus afanes;
y yo también.
Ven conmigo, pues,
y partiremos muy lejos
(sólo tú y yo, ¿comprendes?).
Tú has jugado
(yo creo)
y has roto tus juguetes más queridos,
y ahora estás algo cansada;
cansada de las cosas que se rompen,
cansada, eso es todo.
Yo también.
Pero vengo con un sueño en mis ojos esta noche,
y llamo con una rosa
a la desolada verja de tu corazón.
¡Ábreme!
Que yo te mostraré lugares que nadie conoce
y, si tú quieres,
las perfectas regiones del Sueño.
¡Ah, ven conmigo!
yo te encenderé esa maravillosa burbuja, la luna,
que perenne flota.
Te cantaré la canción jacinto
de las probables estrellas,
y buscaré en las apacibles estepas del Sueño,
hasta encontrar la Flor Única,
que sustentará (yo creo) tu tierno corazón
mientras la luna se eleva desde el mar.
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