Jaime Siles: El pensamiento poético de un ‘sabio generoso’
Quizá sea una decepción para sus alumnos, pero es una excelente noticia para el resto de nosotros: El poeta, escritor y ensayista Jaime Siles se jubila de su trabajo como catedrático de Filología Clásica en la Universidad de Valencia. Ello significa que este «sabio generoso, querido y admirado» —en palabras del editor Toni Alcolea— tendrá más tiempo para pensar, crear y reflexionar sobre la literatura, el lenguaje, el arte y la cultura en general.
Alcolea se pronunció así en el Ateneo Mercantil de Valencia durante un reciente homenaje a Siles, de quien destacó que «transmite el conocimiento con elegancia» y es siempre «receptivo a otras maneras de pensar». También alabó su «generosidad», de la que son prueba los múltiples prólogos que ha redactado para otros autores.

Marco Antonio Coronel, Jaime Siles, Carmen de Rosa y Toni Alcolea durente el acto en el Ateneo Mercantil de Valencia.
En ese mismo acto, en conversación con el también escritor Marco Antonio Coronel, Jaime Siles recordó los orígenes de su pasión por la palabra: «Desde los 14 o 15 años se despertó a la vez en mí el interés por la poesía y la filología. Fue el latín, el griego y luego el francés los que me abrieron a esa ‘otredad’ que representan las lenguas, que exigen un conocimiento de la palabra», señaló.
«Hay quienes ven la palabra como una salvación, que es mi caso, y quienes la consideran sólo como un objeto, igual que un microbio o una planta que hay que analizar», añadió el recién nombrado profesor emérito de la Universidad de Valencia.
La filología, aseguró Siles, «ampliaba mi mundo, me enseñaba a leer. Y en esa misma medida, también me enseñaba a escribir». Por otro lado, calificó a la poesía de «la lavandería del lenguaje, porque cada generación ensuciamos el lenguaje y la siguiente tiene que venir a arreglarlo».
Su primer contacto con la poesía, rememoró, fue a través de la lectura de Bécquer, Machado, Juan Ramón Jiménez y Unamuno. El momento decisivo llegó cuando un compañero le regaló la antología de Gerardo Diego de la generación del 27. «Me quedé admirado con aquella escritura», subrayó.

Marco Antonio Coronel y Jaime Siles durante su conversación en el Ateneo de Valencia.
Hablando de la Generación del 27, Siles destaca el magisterio de Vicente Aleixandre: «Fue un maestro generosísimo, que ayudaba mucho. Contestaba todas las cartas, corregía todos los poemas… El libro suyo que se titula ‘Cartas a Jaime Siles’ lo demuestra muy bien. Íbamos a ver a ese hombre, que sería Premio Nobel, con una gran admiración. Pero al mismo tiempo le adorábamos no sólo por su gran sabiduría o por todos los poetas que había conocido de su generación, sino por su calidad humana».
En aquel momento, señaló, «la poesía social me parecía malísima. Tenía razón moral de existir pero carecía de calidad literaria. Entonces había una censura no sólo del franquismo, sino también de la izquierda que tenía que proteger ese tipo de poesía y poemas que le parecían estupendos aunque, como se ha demostrado, no valían nada».
La figura que rescata Siles de entre la poesía española de aquella época es la de Manuel Álvarez Ortega, un desconocido por ‘voluntad propia’ que al editar sus obras completas escogió a las 32 personas que consideraba dignas de leerlas. Recordó asimismo a Juan Gil-Albert, «la persona más educada que he conocido. Vivía con un ahorro absoluto pero con mucha elegancia y dignidad y tenía la suerte de que las modas, como van girando, siempre le acababan cogiendo».

Imagen del auditorio del Ateneo de Valencia durante el homenaje a Jaime Siles.
Para Siles, la traducción ha sido «la labor más importante». De la misma forma, explicó, que «los pianistas a veces están en un periodo en el que tienen que hacer manos y dedos, cuando uno está en dique seco lo mejor es traducir. Es un ejercicio intelectual maravilloso, hay que trasladar de un sitio a otro como una mudanza, y también es interpretación, procurar que no se pierda el sentido del texto».
Además, añadió, «siempre me ha interesado el ensayo. Como ha dicho Guillermo Carnero, para un poeta es importante tener pensamiento poético. Sin él resulta muy difícil escribir, por muy bien que manejes el lenguaje. Y para tenerlo hay que analizar las obras de los otros».
Siles destacó que su generación «se formó con la idea de sacar el país adelante, competir con el extranjero y romper el complejo de inferioridad» y lamentó que se haya perdido esa exigencia, «no sólo porque falle la escuela o el Ministerio, sino porque falla la propia sociedad, que ha dejado de ser auto exigente».
Hay unas palabras en la ‘Ilíada’, apuntó, que deben constituir la «norma moral» de Occidente: «Esfuérzate por ser el primero y el mejor en todo». Siles, sin duda, lo ha hecho a lo largo de su extensa carrera literaria y académica.



