Seis poemas de Navidad y Año Nuevo
Cuando el año quema sus últimos días es el momento de mirar hacia atrás (sin ira) pero también de considerar el futuro. Como escribió T. S. Eliot, «las palabras del año pasado pertenecen al año pasado / y las palabras del próximo año aguardan otra voz». Aquí hemos reunido varias voces poéticas que, en torno a la Navidad y las postrimerías de diciembre, contemplan el mundo y su propia vida con ironía, vulnerabilidad y esperanza.

Nochebuena
César Vallejo
Al callar la orquesta, pasean veladas
sombras femeninas bajo los ramajes,
por cuya hojarasca se filtran heladas
quimeras de luna, pálidos celajes.
Hay labios que lloran arias olvidadas,
grandes lirios fingen los ebúrneos trajes.
Charlas y sonrisas en locas bandadas
perfuman de seda los rudos boscajes.
Espero que ría la luz de tu vuelta;
y en la epifanía de tu forma esbelta,
cantará la fiesta en oro mayor.
Balarán mis versos en tu predio entonces,
canturreando en todos sus místicos bronces
que ha nacido el niño-jesús de tu amor.

Ahora, ay ahora, por esta tierra parda…
James Joyce
Ahora, ay ahora, por esta tierra parda
Donde el amor compuso música tan melodiosa
Los dos deambularemos cogidos de la mano,
Tolerantes en honor de una antigua amistad
Sin afligirnos porque nuestro amor fuera alegre
Y ahora tenga así que terminar.
Un pícaro ataviado de rojo y amarillo
Golpea y golpea un árbol
Y en derredor de nuestra soledad
La brisa silba con jovialidad.
Las hojas… no suspiran lo más mínimo
Cuando el año las arrebata en Otoño.
¡Ahora, ay ahora ya no escucharemos más
Ni el villancico ni el rondó!
No obstante nos besaremos, mi amor,
Antes del triste adiós al declinar el día.
No te aflijas, corazón, por nada…
El año, el año ya se acaba.
(Traducción de José Antonio Álvarez Amorós)

Año Nuevo
Carol Ann Duffy
Suelto el año moribundo detrás de mí como un chal
y lo dejo caer. Urgentes, los fuegos artificiales se precipitan
contra la noche, flores de deseo, el fervor del amor.
En el espacio que me rodea, aquí, doy forma
a tu cuerpo ausente contra el mío. Me tocas como el aire generoso.
Tan lejos, tan cerca, tus brazos son oscuridad, me sostienen
y yo me recuesto, leo los labios a los cielos que hablan en estrellas
silábicas y luminosas. Veo, al fin, que rezan por nosotros. Tu aliento
es el de la medianoche, vivo, sobre mi piel, más allá de la distancia entre nosotros,
de los campos y autopistas y ciudades, del millón de casitas iluminadas.
Este amor nuestro, dolor a la inversa, rima consonante, lugar equivocado,
momento equivocado, dulce quehacer para las manos, la vocación del corazón,
guía con su fuego al año nuevo, los días y noches allá lejos sobre el oscuro mar
del cielo. Tu boca es nieve ahora sobre mis labios, fresca, íntima, primer beso,
promesa. El tiempo cae y cae por el espacio infinito, hasta el instante que habitamos.
(Traducción de Ángel Salguero)

31 de diciembre
Richard Hoffman
Todas las cosas que no he hecho vagan
desnudas por el calendario,
una banda de emaciados cazadores-recolectores,
entre la nieve esparcida aquí y allá por el viento,
que avanzan a trompicones hacia un futuro
incorporado en el Año Nuevo que sujeto
con una chincheta: la ilustración de enero,
un cuadro del siglo XVII,
naturaleza muerta: calavera y espejo,
un monedero que vierte su contenido y una flor.
(Traducción de Ángel Salguero)

Música
Frank O’Hara
Si descanso un momento junto a The Equestrian, deteniéndome
a tomar un sándwich de salchicha de hígado en la Mayflower Shoppe,
parece que aquel ángel conduce al caballo hacia el interior de Bergdorf’s
y yo estoy desnudo como un mantel, con los nervios vibrando.
Cerca del miedo a la guerra y de las estrellas que han desaparecido.
En mi mano sólo hay 35 centavos, ¡comer tiene tan poco sentido!,
y ráfagas de agua rocían las pilas de hojas
como los martillos de un pianoforte de cristal. Si te parece
que tengo labios de lavanda bajo las hojas del mundo,
debo apretarme el cinturón.
Es como una locomotora en marcha, la estación
de la ansiedad y la claridad
y mi puerta se abre a los atardeceres en que la nieve de pleno invierno
cae liviana sobre los periódicos.
Recógeme en tu pañuelo como una lágrima, ¡trompeta
de media tarde!, en el nebuloso otoño.
¡Mientras instalan los árboles de Navidad en Park Avenue
veré mis ensoñaciones pasar con perros arropados en mantas
y dar algún fruto antes de que prendan todas esas luces de colores!
Pero no más fuentes ni más lluvia
y las tiendas abren hasta increíblemente tarde.
—1954—
(Traducción de Ángel Salguero)

Este fue el año que no fue el año
Brian Bilston
Este fue el año que no fue el año
en que reparé el grifo del baño
ni vacié el cajón de la cocina
de los trastos acumulados de años.
Este fue el año que no fue el año
en que me embarqué en una nueva carrera.
Ni tuve una obra teatral de éxito
ni fui la persona de año para Time.
Este fue el año que no fue el año
en que me hice famoso.
No vendieron muñecos con mi imagen.
No me nombraron Dama.
Este fue el año que no fue el año
en que pasé menos tiempo con el móvil.
No viví noches de pasión
en hoteles boutique de Roma.
Este año fue el año que no fue el año
en que hice gran cosa,
muy parecido al año anterior,
muy similar al que viene.
(Traducción de Ángel Salguero)



